• Dardania (Moesia), Marzo de 250  ♦♦♦♦  Eboracum (Britania), Julio de 306.

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  Teóricamente, el sistema sucesorio legitimado por Diocleciano, en 293, estaba concebido para dar una estabilidad política y militar al inmenso Imperio: una distribución gubernamental con cuatro prefecturas, dos Augustos (Emperadores), Diocleciano y Maximiano, y dos Césares (Herederos), Constancio y Galerio. Un reparto comarcal con doce Diócesis regentadas por Vicarius (agens praefectorum praetorio) y éstas, a su vez, divididas en Provincias administradas por Gobernadores. Quizá, sin saberlo Diocleciano, con este nuevo prorrateo territorial de Diócesis y Provincias se estaba germinando, en parte, la composición de la actual Europa.

  Con la abdicación, en 305, de los Augustos Diocleciano y Maximiano finalizaba la Primera Tetrarquía y daba origen a la Segunda, la formada por Constancio y Galerio como Augustos y Severo II y Maximino Daya como Césares.  Galerio se hacía cargo de la zona oriental y Constancio Cloro de la occidental.

  Flavio Valerio Constancio, conocido como Constancio “Cloro” o Constancio I, nació en Dardania (Moesia Superior) el 31 de Marzo de 250 con el nombre de Cayo Flavio Julio Constancio y falleció, de muerte natural, el 25 de Julio de 306 en Eboracum (Britania).

  La ascendencia  de Constancio era de clase sencilla, gentes acomodadas de la ribera del Danubio: su padre, un tal Flavio Eutropio, y su madre, Claudia Crispina, mujer que afirmaba estar emparentada con el Emperador Claudio II el Gótico (268-270); puede que esto fuera cierto, después de todo, eran de la misma comarca, aunque también es posible que se tratara de una falsa divulgación para sentirse acreditada.

  El apelativo de “Cloro“, con toda seguridad, le viene dado por el lívido color de su cuerpo, blanquecino, como si padeciera una anemia crónica. Para algunos estudiosos, este alias era la suma de la tonalidad de su piel y de su carácter templado; comparado con el resto de tetrarcas, Constancio fue un gobernante mollar. En el edicto de 303 promulgado por Diocleciano contra los cristianos, “La Gran Persecución”, en las zonas administradas por Constancio no hubo, prácticamente, ejecuciones; es cierto que se destruyeron y expoliaron lugares de culto, pero no hubo martirios. Este gesto fue tomado, en los sectores más férreos, como un claro signo de flaqueza.

  La magnanimidad empleada por Constancio en la Galia y Britania, las demarcaciones a él asignadas como César, haciendo oídos sordos a las proclamas de Diocleciano contra los cristianos, quizá fuera debida a la influencia que, sobre él, ejerció su primera esposa: Flavia Julia Elena, joven originaria de Bitinia (actual Turquía) seguidora de las doctrinas del Nazareno; mujer con la que tuvo un hijo, Constantino, sujeto que sería Emperador de 306 a 337, rubricando una de las más importantes etapas de la Historia de Roma.

  No debía ser, Constancio Cloro, una persona corpulenta y atlética, pero si, astuto e inteligente. Con poco más de 20 años estuvo al servicio del Emperador Aureliano (270-275) en la campaña de Oriente contra Zenobia, la Reina del segregado Imperio de Palmira; pudo ser, durante esta expedición, cuando conociera a su primera esposa, o amante, Elena. En época de Probo (276-282), ya ejercía como Tribuno Militar y durante el reinado de Caro (282-283), le fue asignado el gobierno de la Provincia de Dalmacia (actuales Croacia, Bosnia y Montenegro). En la contienda por el poder entre Carino y Diocleciano, Julio de 285, a pesar de estar bajo la tutela del déspota Carino, cambió de bando y se puso del lado de Diocleciano; esta decisión fue tenida en cuenta, a corto plazo, por el creador de la Tetrarquía cuando le sugirió a su colega Maximiano la elección de un César.

  En 288, ya establecida la Diarquía entre Diocleciano y Maximiano, Oriente y Occidente, Constancio Cloro fue ascendido al cargo de Prefecto del Pretorio de Occidente, la dignidad más importante después del Emperador. Seguramente, Maximiano hubiera preferido de delfín a su joven vástago Majencio, pero la elección de Constancio fue a instancias de Diocleciano, el primer Augusto; aun así, la opción de Constancio por parte de Maximiano no fue gratuita: el Augusto de Occidente presionó a Constancio para que renunciara a su esposa Elena, o concubina (no hay datos fehacientes de que estuvieran casados), para unirse a su hija adoptiva Flavia Maximiana Teodora. De esta forma, si no podía tener de heredero al hijo, tenía al yerno.

  Muy poco se sabe de Teodora, la hijastra de Maximiano y esposa de Constancio (nació en 273 y murió en 306, 33 años), ni tan siquiera si formó parte de una pareja dichosa; lo que sí sabemos es que fue un matrimonio prolífico, tuvieron seis hijos, tres hembras y tres varones: Flavio Dalmacio, que fue Cónsul y Censor en 333. Anastasia. Flavia Julia Constancia, futura esposa del Emperador Licinio. Flavio Julio Constancio, padre del venidero Emperador Juliano. Flavio Claudio Anibaliano, destinado, en principio, a ser el sucesor de Constantino. Eutropia, que se convirtió en esposa del Cónsul Vario Nepotiano.

  El primero de Marzo de 293, en un cónclave celebrado en Mediolanum, Constancio fue nombrado César de Occidente, legatario del Augusto Maximiano, encomendándole las diócesis galas y Britania: la Galia para contener las intrusiones de los germanos, y Britania, para deponer al usurpador Marco Aurelio Carusio.

Después del fracasado intento por parte de Maximiano, en 288, de acabar con el expoliador, los dos Augustos (Diocleciano y Maximiano) transigieron para que Carusio actuara como otro Príncipe; Roma era, prácticamente, una triarquía; de hecho, se acuñaron monedas con la imagen de Carusio como Augusto.

  La primera cuestión de Constancio era como hacer frente al autoproclamado Emperador de Britania y cesarlo. Para ello, el nuevo César, hizo acopio de estrategia y empezó  por tomar el puerto de Bononia (Galia Bélgica), la base naval más importante del Imperium Britannicus; de esta forma, no solo debilitaba el poder militar de Carusio, también controlaba el Canal de la Mancha (Oceanus Britannicus). Recuperado el Norte de la Galia, la invasión de Britania se antojaba más factible. Las cosas se le pusieron bien a Constancio: la pérdida del sector de la Galia creó inquietud entre los mandos y desconfianza en el liderazgo de Carusio. En una revuelta palaciega Carusio fue asesinado, tomando las riendas de la secesionista Britania, el homicida y responsable de las finanzas: Cornelio Alecto.

  Tres años después del asesinato de Marco Aurelio Mauseaus Carusio (293), y cuando la regenerada flota de Constancio estuvo lista, se dispuso la conquista de Britania, Septiembre de 296. La disposición táctica se hizo con dos frentes: por un lado, el Prefecto del Pretorio Julio Asclepiodotus al mando de una parte de los navíos penetrando a través de la Isla de Wight, y por otro, Constancio con el resto de la flota con destino Londinium.

  Las legiones de Alecto, buen tesorero e inepto militar, sucumbieron ante las tropas de Asclepiodotus sin demasiados contratiempos; los sobrevivientes británicos huyeron rumbo a Londinium, y en la retirada, fueron aniquilados por el ejército de Constancio. Durante la contienda, pasados tres años en el trono, moría el usurpador Alecto. La autonomía del Britannicus Imperium, después de casi una década, se desvanecía. Constancio Cloro fue recibido en Londres como un libertador; parece ser, que los britanos preferían ser provincia romana en lugar de un reino independiente.

  Una vez que Britania formó nuevamente parte del Imperio y siguiendo las reformas territoriales marcadas por Diocleciano, Constancio dividió la Diócesis en cuatro Provincias: Britania Prima con capital en Corinium (Cirencester), Britania Secunda con capital en Eboracum (York), Flavia Caesarensis con capital en Lindum (Lincoln) y Maxima Caesarensis con capital en Londinium (Londres).

  El Prefecto Asclepiodotus quedó como regente de Britania y Constancio volvió a la Galia para fortalecer la frontera y evitar las incursiones de francos y alamanes, pueblos aliados de los desaparecidos Carusio y Alecto.

  En 305, Constancio, ya como Augusto de Occidente, preparó una expedición al Norte de Britania para escarmentar a los pictos, pueblos más allá de la Muralla de Antonino, en Caledonia (Escocia), haciéndose acompañar, en esta ocasión, por su hijo Constantino. Las escaramuzas estaban a favor de los romanos, pero en Julio de 306, Constancio, se retiró gravemente enfermo, puede que herido, a Eboracum, donde había establecido la capital. En el lecho de muerte instó a sus generales a que nombraran Augusto a su hijo Constantino; esta decisión produjo un síncope en la Tetrarquía al no respetar las normas sucesorias, el hombre que debía ocupar el puesto del difunto era Flavio Valerio Severo. Durante un tiempo, el Imperio Romano tuvo seis Príncipes: Maximiano, Majencio, Galerio, Maximino, Severo y Constantino; esta circunstancia supuso graves luchas internas por el poder.

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©TruttaFario______El Arenal, XIV – VIII – MMXIII
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Fuentes:
Francesco Bertolini, Isaac Asimov, Edward Gibbon, Indro Montanelli.
Encyclopedia Britannica.
Wikipedia.