Escuelas Públicas de El Arenal, 1925…

by Miguel Salgado Chinarro. 

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  «Si antes de emprender la construcción de la nueva escuela los regidores municipales deseaban conocer si contaban con el respaldo económico del Estado, debían remitir al Ministerio la instancia de solicitud junto con el proyecto del nuevo edificio escuela redactado por un arquitecto. La Oficina Técnica valoraba si éste se ajustaba a los parámetros señalados como preceptivos. En caso afirmativo, la intervención de fondos del Ministerio comprobaba las existencias disponibles. Si se superaba este trámite, se abría expediente y se prometía al Ayuntamiento o entidad promotora una subvención, que se percibiría o bien una vez acabada la obra, o bien en dos plazos, uno cuando se hubieran cubierto aguas, y el segundo al acabar la construcción.
Al existir un desfase temporal entre el comienzo de las obras y la fecha de abono de la subvención, las entidades municipales debían disponer previamente del efectivo necesario para costear las obras. Dada la generalizada falta de liquidez de las haciendas locales, los ediles recurrían a la financiación con el fin de obtener mediante un crédito los fondos. Una vez que el edificio escolar estuviera concluido, el consistorio percibiría la subvención estatal, que se reintegraría a los bancos con el fin de amortizar el préstamo.»

  Esto es un extracto del libro «Radiografía de las construcciones escolares públicas en España, 1922-1937» de doña María del Pilar García Salmerón relativo al Real Decreto 17-XII-1922, durante el reinado de Alfonso XIII; decreto que invitaba a todos los municipios a solicitar e invertir parte del erario local en la cimentación de escuelas públicas. En esos años, sobre todo en las zonas rurales, la enseñanza se impartía en locales un tanto inapropiados; en El Arenal de los años 20, según la información facilitada por vecinos, las «aulas» estaban ubicadas en lo que ahora es el Hogar del Pensionista, luego teléfonos, el Bar Familiar y posiblemente otros espacios con un tamaño bastante reducido. En la década del año 1920 a 1930, el municipio ya superaba los 1800 habitantes, por lo que no es descabellado pensar que el número de criaturas en edad escolar superara los 200.

  En 1923 el panorama político en España era bastante aciago. El 16 de septiembre de 1923, recién estrenada la dictadura del General Miguel Primo de Rivera (13 de septiembre de 1923), se celebró un pleno ordinario en el Ayuntamiento de El Arenal en el que se afronta y se aprueba solicitar la subvención estatal para comenzar las obras de las escuelas. Este pleno presidido por el Alcalde Don Eduardo Jiménez Vinuesa y siendo Secretario Don Pedro Salgado Pulido queda así reflejado:

  Pleno Ordinario, 16 de septiembre de 1923:
 «Seguidamente por la presidencia  se hacía saber que siendo del todo punto necesario la construcción de Escuelas Públicas Graduadas con la subvención del Estado, para que se tomen las medidas a dicho fin. El Ayuntamiento acuerda: Que siendo de tantísima importancia el asunto se tomen y adquieran las notas que sobre el asunto ya tienen otros pueblos que ya lo tienen solicitado, para poder apreciar el importe de las obras y el tiempo de la construcción, para incluirlo en los presupuestos municipales.» 

 Hasta el año siguiente ya no hay ninguna otra mención relativa a las escuelas en los plenos municipales, por lo que es de suponer que la construcción ya estaba en marcha. A primeros de marzo de 1924 se retoma el asunto económico, la forma de ir afrontando los costes con los medios de los que disponía el municipio; no se cita la cantidad de dinero, pero sí la forma de recaudación, y la única manera de hacer caja son los recursos naturales propios de la comarca: resina y madera de pino.

  Pleno Ordinario, dos de marzo de 1924. Alcalde Don Juan Chinarro Troitiño, Secretario Don Pedro Salgado Pulido.
  «Que teniendo necesidad de hacer pagos de las obras de la nueva construcción consistente en las Escuelas de Niños y Niñas, es de tanto punto indispensable solicitar quinientos metros cúbicos de madera en el Monte Nº2 y sitio de las Majadas. Y que terminada la resinación de 25.000 pinos del monte nº 2, se saquen nuevamente a subasta por un quinquenio sujeto a las formalidades de Ley y Reglamento.»
Este mismo año, 1924, se hicieron otras cortas de pinos en la zona de la Alvarea para recaudar fondos también destinados a las escuelas.

  Terminadas las obras a mediados de 1925 las aulas empezaron a funcionar, de manera eventual, en el curso 1925/1926. Aún quedaban bastantes asuntos por zanjar: mobiliario, pintura, estufas, aseos, etc., pero la expansión demográfica de aquellos años obligaba a recoger a las criaturas dado que los locales en los que hasta ese momento se impartían las clases no gozaban de las mínimas condiciones, estarían abarrotados y, probablemente, fueran lugares insalubres. Las nuevas escuelas, a falta de rematar en el interior e ir puliendo detalles, eran un lugar limpio y espacioso; seguramente que los niños que estrenaron las aulas, con su pizarra y su pizarrín, quienes lo tenían, se sentaban en el suelo alrededor del maestro; también, según contaban algunos ancianos, la zona del recreo era un lugar apropiado para dar alguna clase de aritmética con una vara o un palito escribiendo sobre la tierra del patio.

  Acta de Sesión Extraordinaria, 24 de octubre de 1925. Alcalde Don Juan Muñoz Vinuesa, Secretario Don Pedro Salgado Pulido.
«Acto seguido se dio cuenta de que el Señor Delegado Gubernativo había contestado verbalmente al Señor Alcalde que en breve comunicaría a este Ayuntamiento la fecha en que el Señor Gobernador o el Señor Delegado podrán acompañar a la comisión que irá a Madrid a gestionar la graduación de las Escuelas y, por tanto, podrán nombrar a los señores que habrán de formar la comisión, y por nombramientos se acordó que formaran dicha comisión los señores: Don Pedro Salgado Pulido, Secretario, Don Juan Muñoz Vinuesa, Alcalde, y Don Honorio Pato Barbero, Juez Municipal. Los gastos que esto origine se cargarán a los presupuestos municipales.»

  Sesión Extraordinaria, 5 de diciembre de 1925. Alcalde Don Juan Muñoz Vinuesa, Secretario Acctal. Don Honorio Pato Barbero.
«Que acompañados por el Señor Delegado Gubernativo fueron recibidos en el Ministerio de Instrucciones Públicas en donde se enteraron estaba el expediente de graduación de las Escuelas completamente terminado y aprobado, y se los dio palabra de que se harían los nombramientos de los Maestros en este mes o en enero próximo.»

Huelga decir que la Corporación Municipal, y por ende el pueblo, de la época se había tomado muy en serio el tema de la escolarización, era un asunto primordial para la Villa. Durante el año 1926 hay varios plenos más en los que se mencionan los avances y la aportación, por parte del Ayuntamiento y los vecinos, para consolidar lo que posiblemente sea, junto con el Ayuntamiento y la Iglesia, el edificio más emblemático de El Arenal. Entre los progresos propios del interior se citan la distribución de las aulas, estufas de leña, y material docente; en lo relativo al exterior la desinteresada cooperación vecinal se centró, sobre todo, en la plantación de árboles: perales, manzanos, moreras, tilos… de todos ellos, a día de hoy, solo quedan los tilos, esos dos colosales guardianes que forman parte del paisaje local. Los tilos, que pueden llegar a medir 40 metros y durar 800 años, debieron ser plantados en 1926 (en la foto de 1925 no se aprecian) y el autor fue el señor Pedro Paulino Pulido Reina, cariñosamente tío Paulino «Motolo», la información de la que no disponemos es si fueron simples plantones o arbolitos ya crecidos, por lo que podemos pensar que los tilos tienen la edad, año arriba año abajo, de las escuelas: 93 años. Estos dos centinelas, los seres vivos que más niños han visto corretear por el pueblo, en la actualidad tienen un diámetro medio de un metro, doce metros de copa y una altura de 17/19 metros.

  Acta de Sesión Extraordinaria de 23 de noviembre de 1926.
«Seguidamente propuso el Señor Alcalde Don Juan Muñoz Vinuesa que era conveniente dar un nombre al Grupo Escolar construido en esta Villa y teniendo en cuenta los anhelos demostrados por el actual Presidente del Consejo de Ministros Excmo. Señor Don Miguel Primo de Rivera y Urquijo por el fomento de la cultura, era de parecer, y, así lo proponía a los señores Concejales, se denominara dicho Grupo Escolar «Escuelas Graduadas Primo de Rivera», pues además de las razones expuestas, no debe olvidarse que referidos locales, templos de formación de patriotas, se han construido en su mayor parte con el dinero cobrado a deudores de fondos municipales, deudas que dada la política de compadrazgo anterior al 13 de septiembre de 1923, no se hubiera cobrado, y gracias a las disposiciones del Directorio y del actual Gobierno se hicieron efectivas, mereciendo también este respeto al Señor Delegado Gubernativo Don Abelardo Rivera.
El Ayuntamiento por unanimidad acordó lo propuesto por el Señor Alcalde que se remitiera certificación de este acuerdo al Excmo. Señor Presidente del Gobierno y se de cuenta del mismo al Señor Gobernador de la Provincia.
Y no habiendo otros asuntos que tratar se levanta la sesión y entendida el acta la firman los concurrentes.»
Firmantes:
Juan Muñoz Vinuesa, Mariano Familiar Vadillo, Juan Cano Cano, Luís Casado Vinuesa, Sotero Vinuesa Barrero, Félix Arroyo Plaza, Prudencio Nieto González, Andrés Pulido Trampal y Simón Colorado Parra.

  Las Escuelas Graduadas «Primo de Rivera», en 1927, ya tenían una distribución y un funcionamiento bastante notable. Por lo que se puede deducir de los argumentos de algunos plenos de 1927 disponía de seis aulas, tres para niños y tres para niñas: escuela chica, escuela mediana y escuela grande, todas ellas situadas en una sola planta; en un principio no había aula de párvulos, los niños entraban a la escuela con seis o siete años y a partir de los diez u once el absentismo era muy grande, con esa edad los rapaces ya eran mano de obra necesaria. No hay datos de las criaturas matriculadas, pero no sería disparatado pensar que los maestros de antaño tuvieran que lidiar con cuarenta niños por aula. La inquietud más importante, toda vez que el edificio ya estaba terminado, eran la falta de docentes y el material escolar; los enseñantes no siempre eran maestros, en muchos casos la ilustración básica, leer, escribir y las cuatro reglas de la aritmética, era impartida por el cura o por cualquier vecino que tuviera unos mínimos conocimientos.

  Acta de Sesión Extraordinaria de 12 de junio de 1927.
«Seguidamente se propuso por el Señor Alcalde la conveniencia de adquirir el material necesario para las Escuelas, toda vez que ya están funcionando todas las secciones, y el Ayuntamiento acordó por unanimidad que formen una lista o relación de lo más necesario para las Escuelas. La cantidad de dinero será consignada a los presupuestos y la comisión es compuesta por el Señor Maestro Don Nicasio Muñoz y el primer Teniente de Alcalde Don Mariano Familiar, que van a Madrid para la adquisición de lo más necesario.
Seguidamente se acordó adquirir los solares de Francisco Cano, Feliciana Cortázar y las casillas de Simón Plaza y Gonzalo Vadillo, enclavados en la Calle del Sol y la Calleja de la Huerta de los Polacos para construir las casas de los Maestros, siguiendo para ello el procedimiento por la Ley de Utilidad Pública. Dicha adquisición, tanto por el fin a que se destinan como por la urbanización y ensanche de la Calle Nueva, a cuyo efecto se instará a los interesados para que determinen el precio de sus fincas al Ayuntamiento y proceder según lo dispuesto a su ocupación.
Seguidamente se acordó proceder a la subasta de las dos escuelas viejas y la casa de los maestros: la escuela de niños en la Calle las Escuelas y la escuela de niñas y maestros en la Calle San José, fijando el precio para la de niños en 3000 pesetas, la de niñas en 3000 pesetas y la casa los maestros en 4000 pesetas.»

  Durante los dos siguientes años en los plenos municipales hay algunas alusiones, no muchas y de pequeño calado, referentes a las escuelas y su entorno. Los temas que se debaten son casi todos relativos a los exteriores, tales como: el campo escolar, un vivero de plantas y árboles, verjas, puertas exteriores, etc. y es que el Ayuntamiento había aportado, aparte del enclave del edificio, el sector del actual patio y una amplia zona en la Plazoleta: lo que es ahora el campo de petanca, el parque infantil y la franja que hay debajo del muro hasta la Fuente Abajo. El problema que tenía el municipio al finalizar la década de los 20, era económico; era presumible que el Ayuntamiento había hecho frente a todos los gastos tirando de sus propios recursos, pero las arcas municipales, como detalla María del Pilar García Salmerón, estaban limpias. Con la finalidad de reclamar la dichosa subvención, en octubre de 1929 se produjeron dos Plenos Extraordinarios consecutivos, el segundo de ellos muy peculiar.

  Sesión Extraordinaria de 6 de octubre de 1929.
«Seguidamente se acordó que vayan a la Capital a gestionar y se practique liquidación de las obras de construcción de las Escuelas de esta Villa necesaria para la presentación al Señor Gobernador y después al Señor Ministro de Instrucciones Públicas para el cobro de la subvención concedida a este Ayuntamiento. Designan para que se hagan estas gestiones a los Señores Don Pedro Salgado Pulido, Secretario, y a Don Mariano Familiar Vadillo, Teniente de Alcalde.»

  Sesión Extraordinaria de 14 de octubre de 1929.
«Seguidamente por el Señor Alcalde se hizo saber a los señores del Ayuntamiento que habiendo sido notificada la Real Orden número 1404 del Ministerio de Instrucciones Públicas dictada con fecha de diez de septiembre próximo pasado, por la que se conceden a este Ayuntamiento setenta mil pesetas como subvención por haber construido este Ayuntamiento un edificio con destino a Escuelas Graduadas con tres secciones cada una para niños y niñas, se estaba en el caso de nombrar persona de la Corporación se personará en Madrid para hacer efectivo el cobro de dicha cantidad en el Ministerio de Instrucciones Públicas o donde proceda, como así mismo de algún otro Concejal acompañara al encargado de cobrar, proveyéndolos de los documentos necesarios para que en todo caso puedan acreditar su personalidad y la autorización de este Ayuntamiento, los otorga para que se hagan cargo de tan respetada cantidad de setenta mil pesetas, así como para firmar en representación de este Ayuntamiento los documentos necesarios a tal fin. Se acuerda que vayan a Madrid para este fin: Don Pedro Salgado Pulido, Secretario, y Don Juan Muñoz Vinuesa, Alcalde, a los que se los expedirá la credencial acreditativa. La sesión es aprobada por unanimidad.»

  El viaje a Madrid del  Alcalde y el Secretario, en representación del pueblo, debió ser de lo más satisfactorio que ocurriera en este Consistorio desde que se fundó la Villa de El Arenal. Aunque, según las notas de gastos, la inversión realizada por el Ayuntamiento en la construcción de las escuelas rondaba las cien mil pesetas, el hecho de tener asignado por el Ministerio el setenta por ciento del desembolso se puede considerar un éxito, sobre todo, porque aún teniendo la bolsa municipal prácticamente vacía no consta en ningún Pleno que el Ayuntamiento tuviera deudas con proveedores ni trabajadores, es más, y este es un detalle curioso, en un Pleno de 1928 se les concede vacaciones «pagadas» a los maestros.

  Acta de Sesión Extraordinaria de 15 de diciembre de 1929.
«Acto seguido el Señor Alcalde manifestó que, como ya contaba en la convocatoria, el objeto de este Pleno era que el asunto a tratar era el acordar quienes han de ir a cobrar en la Delegación de Hacienda de la Provincia la subvención de setenta mil pesetas otorgada por el Estado a este Ayuntamiento por la construcción del Grupo Escolar, puesto que ya estaba puesto el cobro del libramiento. El Ayuntamiento acordó por unanimidad que se personaran en la Capital al efecto indicado el Señor Alcalde Don Juan Muñoz Vinuesa, el primer Teniente de Alcalde Don Mariano Familiar Vadillo y el Secretario Don Pedro Salgado Pulido, que dicha cantidad se ponga en una cuenta corriente de la sucursal del Banco Central de Arenas de San Pedro abriendo una cuenta a nombre de este Ayuntamiento.»

  En la década de los 30 y los 40 el crecimiento de la población, después de haber pasado por guerra y posguera y lo que eso conllevó, fue muy significativo, pasando de los 1970 habitantes del año 1930 a los 2200 de 1950, ciento quince residentes más cada decenio. Aunque de este asunto no hay datos en las Actas Municipales, algunos vecinos relatan que allá por finales de los 40 hubo que hacer un aula más por sector, pasando de las tres iniciales a cuatro para niños y cuatro para niñas, todo en una sola planta; aún así, lo que en un principio fueron unas escuelas colosales ya empezaban a quedarse pequeñas, la localidad seguía creciendo. A finales de los 50 la Villa de El Arenal estaba alcanzando el cenit de su población: 2500 habitantes. 

 
Sesión Extraordinaria de 2 de agosto de 1958. Alcalde, Don Felipe Cano Solana, Secretario, Don Casiano Nieto Moreno.
«Se dio lectura a la circular del Excmo. Señor Gobernador Civil Presidente de la Junta Provincial de Construcciones Escolares, en la que manifiesta haber acordado conceder a este Ayuntamiento la construcción de dos escuelas en esta localidad de las cuatro que se tenía solicitado, los señores asistentes una vez enterados de la misma acuerdan por unanimidad lo siguiente: Se autoriza al Señor Alcalde-Presidente para que tramite toda clase de documentos que sean necesarios al fin indicado.»

   Durante el resto del año 1958 y 1959 se aprecian algunos Plenos en los que se habla del Grupo Escolar y de las visitas a Ávila por parte del Señor Alcalde, el Señor Secretario y algún otro miembro de la Corporación, todos relacionados con la forma de conseguir la ayuda económica más provechosa para el municipio; hay que tener en cuenta que el importe de los presupuestos municipales de esos años rondaba el millón de pesetas, concretamente en 1960 fue de 1.122.797 pesetas y las obras de ampliación de las Escuelas estarían muy cerca de esa cantidad.

  Sesión Extraordinaria de 20 de abril de 1960. Alcalde Don Felipe Cano Solana, Secretario Don Casiano Nieto Moreno.
«Por el Señor Presidente se hizo saber a los señores reunidos que habiéndose recibido en esta Alcaldía la redacción del proyecto confeccionado por el Señor Arquitecto de Ávila Don Ramón González de la Vega y Soto para llevar a efecto las obras de construcción de cuatro grados de Escuelas, dos para niños y dos para niñas sobre las ya existentes y reparación de las mismas, cuyo presupuesto asciende a ochocientas treinta y ocho mil ciento cuatro pesetas y nueve céntimos, incluidos en esta cantidad los honorarios del Arquitecto y el Aparejador.
La Corporación Municipal después de examinar con todo detenimiento el proyecto, por unanimidad de todos los señores asistentes se adoptó el siguiente acuerdo: Aprobar los aludidos documentos de proyecto y presupuesto tal y como se hallan redactados por el Señor Arquitecto Don Ramón González de la Vega y Soto.- Instruir el correspondiente expediente y comunicar las subastas de las obras una vez que están redactadas las condiciones que a mejor conocimiento estime la Comisión de Hacienda con arreglo al Reglamento de contratación del 1 de enero de 1953, las cuales serán sometidas a la aprobación de la Corporación.»

  Ese mismo año, junio de 1960, los vecinos de Las Majadas solicitan al Ayuntamiento una subvención económica para la construcción de un local destinado a centro religioso y cultural, una Iglesia-Escuela, «para que los niños puedan recibir la educación necesaria y asistir a los oficios religiosos». El Pleno del Ayuntamiento, por unanimidad, acordó concederles seis mil pesetas y toda la madera necesaria para la construcción, con la promesa explícita por parte de la Alcaldía a los vecinos de la comarca de recabar subvenciones de las autoridades superiores con la finalidad de elaborar un centro con reconocido decoro.

  Según un Pleno Extraordinario del cinco de agosto de 1960 finalmente las obras de las Escuelas, ampliación y reformas, fueron adjudicadas al constructor Don Luís Salgado Navas, mejor licitador, por la cantidad de ochocientas treinta y siete mil ciento cuatro pesetas, mil pesetas menos de lo presupuestado. Una vez asignado el trabajo al citado constructor en el siguiente Pleno se facultó al Señor Alcalde, Don Felipe Cano, para que activara en la mayor brevedad posible el anuncio en el Boletín Oficial de la Provincia. Las obras se comenzaron en otoño o invierno de 1960 y, seguramente duraron todo el curso 60/61; los estudiantes, mientras duró la edificación, fueron ubicados en distintos locales tal y como se desprende de un Pleno celebrado en junio de 1961. En este Pleno no hay mención al salón del señor Segundo Barrero Familiar, local que también fue habilitado para los pequeños durante las obras.

  Pleno Ordinario del 18 de junio de 1961. Alcalde Don Felipe Cano Solana, Secretario Don Casiano Nieto Moreno.
«Con motivo de dar las clases de niños y niñas en los edificios propiedad de los vecinos de esta Villa, Don Nemesio crespo, Don Teófilo Fuentes y Don Lorenzo Troitiño, por estar las Escuelas en reparación de las obras, se acuerda por unanimidad abonar a los señores indicados las siguientes cantidades:
A los señores Crespo Chinarro y Fuentes González la cantidad de trescientas pesetas mensuales y al señor Troitiño Fuentes doscientas cincuenta pesetas mensuales.»

  En el curso 62/63 las Escuelas Públicas de El Arenal ya estaban a pleno rendimiento: cinco aulas para niños, cinco para niñas y un comedor escolar. Es complicado disponer de datos exactos de los rapaces que llegó a albergar este colegio en el momento más álgido de población, pero no sería muy desatinado establecer esa cifra, a mediados de los 60, en 300 o 350 alumnos; se empezaba el colegio con cuatro añitos y, salvo los que marchaban a estudiar con los «curas» o bajaban al Instituto, estábamos allí hasta los catorce. En esos años los profesores eran once, seis maestras y cinco maestros, y en cada aula había, o incluso se superaban, los 30 muchach@s. Mucho han cambiado las cosas en este siglo XXI, a principios se superaba el centenar de criaturas, hoy no llegamos a cincuenta. Es fácil de entender, por poner un ejemplo: en 1952 se registraron en este municipio los mismos nacimientos que en los últimos veinte años; el envejecimiento y la despoblación son un hecho.

Apostilla:
«Sin estudiar enferma el alma» -Séneca-
 Hace algunos años, cuando existía esa tradición de escribir rótulos, las «cruces», en las paredes o puertas de las mozas en la noche de San Juan, recuerdo leer uno muy simpático que había en el muro exterior de las escuelas: «Aquí están todos mis conocimientos». Cada vez que pasaba por la carretera, estuvo bastante tiempo, al leerlo se me ponía una sonrisa de oreja a oreja. Quiero creer que el creativo autor de ese epígrafe seguro que lo rotuló en tono jocoso y con cierto retintín. No, seguro que en esa edificación con más de noventa años y por la que habrán pasado docenas y docenas de maestros, no estarán todos los conocimientos de los alrededor de cuatro mil colegiales que han desfilado por sus aulas, pero si fue el lugar donde nuestros antepasados aprendieron a leer y a escribir, el sitio embrión que sirvió como lanzadera para estudios superiores. En cualquier tertulia de plaza, plazoleta, bar o reunión de amigos, cuando sale el tema de las Escuelas nos deshacemos en anécdotas y no faltan menciones a aquellas maestras y maestros que marcaron época, parte indispensable de nuestra historia: Don Máximo, Doña Esperanza, Don Lamberto, Doña Juanita, Don Nicasio, Doña Tina, Don Javier, Doña Socorro, Don Felipe, Doña Elvira, Don Marcelo, Doña Goyita, Don Paulino, Doña Mari Cruz, Don Eduardo, Doña Mariluci, Don Juanjo…la lista es enorme y no se pueden listar todos, pero todos son importantes; unos más autoritarios y disciplinados, otros más mollares, pero estamos convencidos que, a su modo, cada pedagogo intentaba sacar lo mejor de cada alumno. No, aquí no están todos nuestros conocimientos, o tal vez si.

 

Agradecimientos: Al Excelentísimo Ayuntamiento de El Arenal y sus funcionarios: Don Guillermo Pulido, Alcalde, Don Fº. Javier Sánchez, Secretario; Doña Beatriz Vinuesa, Don Mateo Cano y Don Miguel Fernández, funcionarios, que me permitieron y ayudaron a hacer uso de las Actas de la época, al señor Arquitecto Municipal Don José Luís Trampal, a los maestros de antaño y hogaño: Don Nemesio Sánchez, Don Eduardo Jiménez y Don Alberto Pérez García, a todas esas personas a las que hacía alguna pregunta y me contestaban con detalles y anécdotas, a todos los vecinos. Gracias.

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©TruttaFario__________El Arenal, XXVII – III – MMXIX

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