DECIO TRAJANO, Cayo Mesio Quinto Decio ————————————————– (Octubre – 249 * Julio – 251) ————- {Herenio Etrusco (251)}

  • Budalia (Serbia), 201? ♠♠♠♠ Abritus (Bulgaria), 1 – Julio – 251.

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  A medida que pasaba el tiempo el Imperio más se deterioraba, cualquier General con un poco de verborrea y la faltriquera rebosante ponía en jaque a Roma, a veces, hasta un mando inferior osaba proclamarse Augusto, como fue el caso de Pacatiano, un militar que, seguramente, no había pasado de Centurión y que fue capaz de hacerse con las provincias de Panonia y Moesia, desafiando al Senado y al mismísimo Filipo el Árabe. Para solucionar el problema de esta región, el Emperador Filipo, expuso el tema en el Senado, siendo el elegido para restablecer el orden el senador consular Cayo Mesio Quinto Decio, hombre con una tradición política y militar intachable.

  Reparada la revuelta de Pacatiano (fue asesinado por sus hombres ante la llegada de Decio), las legiones ensalzaron Emperador a Decio, el curtido senador denegó el cargo manifestando lealtad a Filipo y a las instituciones; ante la perseverancia de los soldados, aceptó el cargo. Según describe el historiador E. Gibbon, Decio mandó una carta privada a Filipo, comprometiéndose, que una vez llegado a Roma renunciaría a todos los poderes imperiales y seguiría siendo un leal súbdito del Emperador, puesto que si él no aceptaba el trono, corría el peligro de ser aniquilado por los mismos que lo habían aupado al poder. Es posible que las palabras de Decio fueran sinceras, pero Filipo, se puso en marcha al encuentro del que consideraba un usurpador. El enfrentamiento tuvo lugar cerca de Verona. Las tropas de Decio, siendo inferiores, lucharon con más entusiasmo, dirigidas por un hombre que les inspiraba confianza; la victoria fue para Decio, y Filipo, murió en la refriega. Cuando llegó a Roma la noticia de la muerte del Emperador Filipo, los pretorianos asesinaron a su hijo Filipo II, al César, al heredero; de esta forma, pasado el tiempo, ningún sector del Senado podría reclamar derechos “dinásticos”.

Gaius Messius Quintus Decius Traianus.

  Cayo Mesio Quinto Decio nació allá por el 201 en Budalia, en la provincia romana de Panonia, hoy Martinci (Serbia); y murió, en Abritus, Moesia, ciudad cerca de la actual Razgrad (Bulgaria) el 1 de Julio de 251 en la Batalla de Abrito, fue el primer Emperador Romano muerto en batalla contra un ejército extranjero.

  No se tienen referencias de Decio hasta edad adulta; sabemos que pertenecía a una familia de aristócratas romanos afincados en la provincia de Iliria (los Balcanes), y lo que si consta, es que al contrario que sus predecesores: Maximino y Filipo, él si había pasado por los diferentes escalones de la educación político-militar romana, el Cursus Honorum. En 230, siendo Emperador Alejandro Severo, fue Gobernador en Moesia, en 232 Cónsul, de 236 a 238, Gobernador en la Tarraconense (Hispania); a finales del reinado de Heliogábalo y principios de Alejandro Severo fue Prefecto de Roma. La cúspide de su carrera la alcanzó en 245, cuando fue destinado como jefe de las legiones del Danubio.

  Cuando al Senado le llegó información del ensalzamiento como Emperador por las legiones del Danubio de Decio, y la posterior muerte de Filipo, se apresuró a otorgarle los poderes tribunicios e imperiales, era un personaje muy apreciado por la Curia, tenía carisma, personalidad y era culto, un hombre del Senado. Los poderosos de Roma vieron la ocasión de restablecer un orden a la vieja usanza, por eso, a su nombre real le añadieron el secular de “Trajano”, con idea de reverdecer los laureles de los tiempos más gloriosos del Imperio y en honor a quien, junto con Octavio, fue el más grande de los emperadores de Roma: Marco Ulpio Trajano.

Herenia Cupresenia Etruscila

Decio Trajano estuvo casado con Herenia Cupresenia Etruscila, mujer de la nobleza romana de rango senatorial con quien tuvo dos hijos: Quinto Herenio Etrusco y Cayo Valente Hostiliano, jóvenes, que obtuvieron el título de César y ambos se convirtieron, por distintos motivos, en co-emperadores durante el corto reinado de su padre.

  Una vez en Roma, la intención de Decio era restaurar la viejas costumbres republicanas, para ello, entregó el poder legislativo al Senado, y él, asumió la total responsabilidad del ejército: el Imperator; iba al frente de las legiones y las decisiones durante la batalla eran sólo de su incumbencia, todo para emular a los grandes emperadores del pasado. Decio, se propuso dar un impulso a las tradiciones restituyendo el cargo de Censor: un puesto arcaico de la lejana República que, básicamente, se ocupaba del censo propiamente dicho, y de la moralidad pública, función que había caído en total desuso desde la dinastía Flavia. Aunque la elección del Censor era competencia del Senado, fue el propio Decio quien designó a un hombre de su confianza: Publio Licinio Valeriano; individuo, que tres años más tarde sería Emperador.

  El hecho de promover nuevamente la “censura” por parte Decio, era porque estaba convencido que la unidad imperial y la gloria de épocas pasadas se basaba en el culto a las instituciones romanas. Los grandes perjudicados de este restablecimiento fueron los cristianos; a principios de 250 se promulgó un Edicto (Libellus) en el que se obligaba a todos los ciudadanos fidelidad a la religión romana, a los sospechosos de ser seguidores del Nazareno se les forzaba a firmar un documento en el cual renunciaban al cristianismo; muchos fueron los que rubricaron el papiro, pero otros tantos fueron martirizados. Los 40 años en que se habían movido con cierta libertad, desde tiempos de los Severos, ya formaban parte del pasado. La Iglesia de mediados del siglo III empezaba a estar organizada, tenía sus centros de culto y sus obispos (uno de los ejecutados fue el Obispo de Roma, el Papa Fabian), y esto, en el pensamiento romano era un gran peligro; como apunta el historiador I. Asimov: “Ser cristiano en Roma entonces, era como ser comunista en USA en tiempos de McCarthy“, cuando la famosa “caza de brujas”. Fue durante el reinado de Decio cuando los hostigados cristianos, que vivían en la ilegalidad, empezaron a utilizar como refugio y lugares de culto los pasadizos subterráneos, las famosas catacumbas.

  Durante el corto mandato de Decio Trajano se llevaron a cabo diversas obras significativas: se remodeló nuevamente el Coliseo, deteriorado por las inclemencias del tiempo, se proyectaron calzadas y se construyeron los Baños de Decio.

Quintus Herennius Etruscus Messius Decius

  Pero las “grandes” reformas políticas y civiles impulsadas por el Emperador Decio se vieron empañadas con la invasión de los godos: Ostrogodos y Visigodos, pueblo de origen germánico que en el futuro se adueñaría de la Galia, Hispania e Italia.

  Los bárbaros, con cierta complacencia por parte de mercenarios al servicio de Roma, habían cruzado el Danubio y apoderado de Mesia y Dacia; al mando de las legiones romanas para combatir a los godos, se puso al hijo mayor de Decio: Herenio Etrusco. El joven Príncipe de la Juventud (ese era el título que le fue asignado cuando se le asoció al Imperio), después de algunos choques, hizo retroceder a los godos; pero los norteños ya eran un ejército potente y sabían de tácticas militares, no en vano, muchos de sus guerreros habían servido a Roma.

  En 251, Decio Trajano y Herenio Etrusco, como Emperadores, prepararon una campaña para acabar con los Bárbaros del Norte. Durante algunas escaramuzas, las victorias estuvieron del lado de los romanos; pero en la batalla definitiva, Cniva Rey de los godos, organizó una estratégica lid dividiendo a sus hombres en varios destacamentos y llevando la contienda a un insólito terreno fangoso. A poco de entrar en combate, Herenio Etrusco fue muerto por una flecha enemiga; la zozobra cundió entre los romanos, pero Decio, tiró de carácter haciendo que sus legiones lucharan con honor: «Que nadie llore; la muerte de un soldado no es una gran pérdida para la república». Decio Trajano también murió en la reyerta y los hombres de Cniva salieron victoriosos: 1 de Julio de 251, Batalla de Abrito (Moesia Inferior – Bulgaria -).

  Una nueva lucha por el trono comenzaba. En Roma, el poder imperial estaba en manos del hijo menor de Decio: Hostiliano, muchacho que había sido nombrado Augusto junto con Herenio Etrusco. Pero las legiones del Danubio, muerto Decio aclamaban Emperador a Treboniano Galo.

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© TruttaFario ___COMPLVTVM,  VI – IX – MMXII  
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Fuentes:
Edward Gibbon, Francesco Bertolini, Isaac Asimov.
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