SEPTIMIO SEVERO, Lucio Septimio Severo (Junio – 193 * Febrero – 211)

  • Lepcis Magna (Libia), 11-Abril-146  ♣♣♣♣  Eboracum (Britania), 4-Febrero-211.

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  La Historia se repite. La primera guerra civil imperial (año 69), el año de los cuatro Emperadores, Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano, dio origen a una estirpe que dirigió los destinos del Imperio durante 27 años (69-96), la dinastía Flavia: Vespasiano, Tito y Domiciano; 97 años después, la segunda guerra civil fue el inicio de un nuevo linaje que gobernaría Roma, un mosaico con más sombras que luces, durante 42 años (193-235), la Dinastía Severa: Septimio Severo, Geta, Caracalla, Heliogábalo y Alejandro Severo.

Lucius Septimius Severus

  Lucio Septimio Severo nació en Lepcis Magna, ciudad de la provincia romana de Libia, importante núcleo de la extinguida República de Cartago, el 11 de Abril de 146, y murió en Eboracum (actual York -Britania-) víctima de la hiperuricemia (la gota), el 4 de Febrero de 211, 65 años.

  Septimio Severo fue el primer Emperador de origen africano, su madre Fulvia Pia, ciudadana romana de ascendencia cartaginesa; su padre Lucio Septimio Geta, un bereber africano de clase noble. Desde muy joven puso un especial interés por el estudio de los clásicos griegos y latinos, y como no, por la historia de su pueblo; se declaraba fiel admirador del legendario Aníbal Barca, el General cartaginés que puso en jaque a Roma. Por su condición de ciudadano romano y la cantidad de parientes, por parte de madre, que tenía en Roma, con 17 años marchó a la metrópoli para continuar sus estudios superiores, ingresar en el ejército y realizar el Cursus Honorum.

  La carrera político-militar de Septimio Severo fue bastante fructífera; con 26 años ejerció como Cuestor en Cerdeña, de ahí fue enviado a la provincia de África como Legado del Procónsul. En 176 fue Pretor en la Tarraconense (Hispania), en 179 estuvo en Siria al mando de las legiones; aquí, las diferencias con el Gobernador de la Provincia le hicieron retirarse  de la vida pública durante un tiempo. En 187 el Emperador Cómodo le asignó el gobierno de Galia Lugdinense y en 190, fue destinado como Legado Imperial en Panonia al mando de 20.000 hombres para preservar la frontera de las incursiones bárbaras.

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Julia Domna, segunda esposa de Severo.

Durante los reinados de la dinastía Severa tuvo una gran influencia la segunda esposa de Septimio Severo, Julia Domna. Lucio Septimio Severo contrajo primeras nupcias en 176 con Paccia Marciana, mujer de origen púnico como él y de la que, prácticamente, no se tienen datos; este enlace duró diez años y tuvieron una hija a la que llamaron Septimia. Un año después de la muerte de Paccia Marciana, 187, se unió a la adolescente Julia Domna, joven siria de 17 años; Septimio Severo tenía 40. Fruto de esta relación nacieron dos varones que, a la postre, fueron emperadores de Roma (Caracalla y Geta) y los dos murieron asesinados. Julia Domna sobrevivió a su marido y a sus hijos.

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  En 193, después del asesinato de Pértinax y la ignominiosa manera de acceder al trono de Didio Juliano, las legiones de Panonia aclamaron Emperador a Septimio Severo; a su vez, los ejércitos establecidos en Britania y Siria hicieron lo mismo con sus respectivos gobernadores: Clodio Albino y Pescenio Niger. El mejor colocado, por distancia y fuerza militar, era Severo, que viajó para Roma con la finalidad de destituir a Juliano y poner orden en la Guardia Pretoriana. Didio Juliano trató por todos los medios de evitar una confrontación en la que se sabía perdido, incluso, ofreciendo a Severo compartir el trono; pero el poderío y la ambición de Septimio Severo más el apoyo de las legiones de la Galia y Britania comandadas por Albino, no dejaron margen para la duda. El 1 de Junio de 193 el Senado de Roma sancionaba Imperator a Lucio Septimio Severo; el 2 de Junio, la Curia, a petición del nuevo Emperador, ordenaba la ejecución de Didio Juliano.

  Una vez en el poder, la primera medida de Severo fue el deponer a todos los miembros de la Guardia Pretoriana, sustituyéndolos por soldados de sus legiones; si los primeros eran hombres viciados y corruptos, los segundos eran soldados acostumbrados a la brutalidad de la lucha y el pillaje. Esta decisión fue muy mal acogida por el Pueblo y el Senado que habían puesto grandes esperanzas en el nuevo Príncipe, había cambiado un sistema opresivo por otro. Para ganarse el cariño de una plebe ansiosa, Severo, organizó unas majestuosas exequias en homenaje al querido Pértinax y añadió el nombre al de su linaje en honor a éste, así, Septimio Severo pasó a llamarse Lucio Septimio Severo Pio Pértinax Augusto.

Imperio Romano en 210.

Septimio Severo como hombre astuto era consciente de haber adquirido el trono con cierta facilidad, pero la guerra por el poder acababa de empezar. Los otros dos “rebeldes” sublevados  y proclamados emperadores por sus ejércitos, Albino y Niger, aún no habían dicho la última palabra; Clodio Albino le había prestado su apoyo, pero no fue una concesión gratuita, esperaba algo a cambio. Pescenio Niger se había hecho fuerte en las provincias orientales, además de las legiones de Siria, contaba con las de Egipto más tropas auxiliares nativas, total, más de 60.000 soldados.

  Septimio Severo garantizó el título de César (heredero) a Clodio Albino y prometió al Senado que su reinado estaría fundamentado en los principios de Marco Aurelio, de esta forma, podía ir tranquilo al encuentro de Pescenio Niger. El Gobernador de Siria ya había ocupado Bizancio (Estambul) y marchaba todo optimista hacia Roma, pero las legiones de Severo eran más numerosas y mejor preparadas. Pescenio Niger fue derrotado en dos contiendas: la Batalla de Nicea y la Batalla de Issos (194); Niger trató de refugiarse en Mesopotamia con sus aliados los partos, pero fue capturado y decapitado. Septimio Severo envió la cabeza al Senado.

  Resuelto el problema de Oriente, Severo tuvo que hacer frente a Décimo Clodio Albino que, desconfiando de las intenciones sucesorias del Emperador,  había conseguido agrupar un potente ejército de 70.000 hombres con la idea de arrebatarle el Imperio; contaba, Albino, con las legiones de Hispania, Galia y Britania. Por su parte, Septimio Severo, disponía de un ejército similar con tropas de Panonia, Iliria, Moesia y Dacia. El cruel encuentro entre ambas formaciones tuvo lugar cerca de la actual Lyon, “La Batalla de Lugdunum”, la confrontación entre romanos más sangrienta de toda la historia imperial; después de varias escaramuzas igualadas, al final, gracias a una mejor caballería, la victoria fue para las legiones de Septimio Severo (18-Febrero-197). No se sabe del número de bajas acaecidas en la refriega pero, es probable que superase los 40.000 hombres, entre ellos el propio Albino que, aceptada la derrota, se suicidó; igual que hiciera con Niger, Severo ordenó que fuera decapitado para enviar la cabeza al Senado. Eliminado Albino, el Emperador hizo ejecutar a su esposa, a sus hijos y a sus generales; también en la Curia hizo una limpieza con los senadores que habían apostado por Clodio Albino.

  Con la muerte de Décimo Clodio Albino se dio por finalizada la guerra civil, largo conflicto de cuatro años que había dejado el Imperio muy debilitado, militar y anímicamente, y esto lo sabían los enemigos de Roma. En el Imperio Parto (actual Irán), Vologases V, el que fuera protector y aliado de Pescenio Niger, estaba hostigando la zona oriental del Imperio Romano, de hecho, en Roma circulaba el rumor de que ya había apoderado de Mesopotamia. Sin tiempo para celebrar la victoria en la guerra civil, en verano de 197 Septimio Severo marchó para Oriente con el fin de someter a Vologases, Rey de los Partos. Con toda seguridad, los “persas” eran superiores en número, pero las legiones romanas estaban mejor preparadas y más disciplinadas; aunque el Rey parto consiguió escapar, el éxito de Severo fue total, llegando a ampliar las fronteras casi a los límites de la época de Trajano. Concluida la Guerra Pártica, Septimio Severo realizó un breve recorrido por diversas provincias de Oriente, llegando a Roma en Junio de 202; los nueve años que llevaba al frente del Imperio, los había pasado guerreando.

Vologases V.

En el año 202 se celebró en Roma un Triunfo en honor al Emperador por la victoria sobre los partos y se comenzó la edificación en el Foro del famoso Arco de Septimio Severo.

  Sin rivales internos y con las fronteras bien afianzadas, Septimio Severo debía cumplir con la promesa hecha al Senado, dejar el poder político y administrativo del Imperio en sus manos, pero no fue así, actuó de forma absolutista delegando la mayoría de las funciones en personas de su entorno; el único toque liberal lo daba su carismática e influyente esposa Julia Domna, mujer de gran cultura, amante de la literatura y la filosofía que había entablado amistad, durante los últimos años, con el prestigioso Claudio Galeno, el médico por antonomasia.

Arco de Septimio Severo.

  Septimio Severo, olvidándose del Senado y del Pueblo, se centró en el ejército y las leyes: por un lado estaba Cayo Fulvio Plauciano, el favorito del Emperador, Prefecto de Roma y amigo suyo desde la infancia; y por otro, el jurista Emilio Papiniano, también amigo suyo, y Prefecto del Pretorio. El legislador, entre otras leyes, elaboró tratados inculcando la obediencia a la administración y al poder imperial; leyes que fueron las más utilizadas por el Emperador y que tenían cierto matiz de despotismo camuflado. No obstante, Papiniano ha sido uno de los jurisconsultos más importante de la Historia, hoy en día se siguen estudiando sus aportaciones en “Derecho Romano”. En materia militar, con la complicidad de su Primer Ministro Plauciano, dictaminó ordenanzas con el fin de tener contentos a los soldados: les subió los salarios de forma significativa y permitió los matrimonios, aun estando en la milicia; antes de esta ley, mientras se estaba en el ejército no se permitían los casorios. Fue el primer Emperador que instauró el servicio militar obligatorio para todos los ciudadanos romanos, excepto para los nacidos en Italia. En tema administrativo, Septimio Severo, subdividió algunas provincias (Siria, Britania,…) para que sus gobernadores dispusieran de menos soldados, y por lo tanto, menos poder.

  De 202 hasta 208 Roma vivió una época pacífica sólo perturbada por algunos conflictos internos, por temas religiosos, en la región de Palestina; con la idea de evitar este tipo de revueltas, Septimio Severo prohibió la práctica de las dos religiones que allí convivían: el judaísmo y el cristianismo.

  En 208, las continuas injerencias de los pictos (escoceses) en la frontera establecida por Antonino Pio (Muro de Antonino), hicieron que Septimio Severo viajara a Britania para someter a los montañeses. El sistema de guerrillas empleado por los autóctonos hizo retroceder a los romanos 160 km. al Sur, hasta el Muro de Adriano; esta contienda en Britania fue la última en la que participó Severo y la única derrota importante que sufrió en su dilatada historia castrense. El 4 de Febrero de 211 moría Septimio Severo, aquejado por la gota, en Eboracum (York) acompañado de sus hijos, a los que, previamente había asociado al Imperio: Lucio Septimio Basiano (Caracalla) y Publio Septimio Geta (Geta).

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Fuentes:
Edward Gibbon, Francisco Bertolini, Isaac Asimov.
Romano Impero.
Wikipedia.